Jujuy en el largo caminar de Atahualpa Yupanqui (III)

Por Augusto Berengan
Ya hemos hablado sobre el pensamiento Yupanquiano: Jujuy, es la antesala del gran silencio americano. En efecto, las soledades de la Puna, las sendas altas, las infinitas abras, todo favorece a la honda introspección del caminante. La sola compañía de su recua de mulas o, su tropa de burros cargueros o, su solo estar, nada, nada lo altera en su marcha salvo una ocasional y forastera pregunta a quien, le dará invariable respuesta:
-Voy yendo, señor …
Así relataba Yupanqui toda vez que al transcurrir su largo caminar, topaba al hombre montañés, el Kolla Puneño y precisamente le sorprendería una misma, única, lacónica y obstinada contestación ya fuere por una huella que lleva a Santa Catalina, a Rinconada, a la Manca Fiesta:
-Voy yendo, señor …
Y esa aparente e insubstancial asociación a Yupanqui le inspiró un bello aire de Yaraví:
Vengo bajando el nevao
despacito, tranco a tranco.
Mi mula ya está bichoca
y yo, bien cargaitu de años.
Vengo bajando el nevao.
Voy yendo,
Voy yendo y tal vez, pensandoà
De: Canto del Peón Envejecido
La progresiva y permanente influencia de otras formas musicales que al jujeño lo fueron distrayendo hasta acallar muchas veces el valor de lo propio, lo intrínseco que define a una región y sus habitantes. Poco se sabe y ya ni los folkloristas actuales intentan substraer del olvido a bellos ritmos que antaño, campeaban en las mestizas reuniones y ceremonias rurales: serranitos, kaluyos, tristes, yaravíes, etc. Está visto que en el actual Jujuy, apenas si se van salvando los bailecitos, las zambas, los carnavalitos. Y sí, son otros ritmos los que ahora se escuchan y completan el gusto de una mayoría. Más allá de buscar responsables de tal mutación lo que si amerita es, no nombrarlos y esto con el fin de no otorgarles más prensa de la que sobre todo y carnaval mediante, gozan. Después de todo y como decía Don Ata: No hay que matar al abuelo, pa’ que vivan los nietos. No está de más agregar que, el hombre a través de su cancionero, rescató tales formas musicales: “Canción del Arriero de Llamas”, Serranito; “Kaluyo de Huascar”, Kaluyo; “Pajarillo”, Yaraví, etc. Estimo que sin ese don de generar amistades que tuvo Atahualpa Yupanqui en su largo caminar (sic) trajinando nuestras tierras, no hubiese gozado con tal vínculo de cuantos nombres notables que hacen al arte y a la cultura de Jujuy fue descubriendo y guitarreando, ¿qué duda cabe?: Domingo Zerpa, Leopoldo Abán, Bartolomé Lerma, los Hermanos Aramayo, José Yerba, Yerbita, el doctor en Medicina y benefactor, René Castañeda, Dalmacio Castrillo, etc.
Y que dice Yupanqui de estos notables nombres: …Sin hacer profesión de su arte, los Jujeños cantaron a su tierra, a sus montañas coloridas, a sus cerros nevados, a sus caminos altos. Y seguían siendo maestros de escuela, estudiantes, hacendados, peones o “marchantitos”. Refiriéndose específicamente a don Dalmacio Castrillo dijo: Venía de viejas familias de Humahuaca y conocía acabadamente el cancionero de su tierra. En charango, quena o guitarra tocó danzas nativas durante cuarenta años y enseñó a muchos cantores y folkloristas los temas de su región. Felipe Rivera, natural de Tupiza (de quien me ocupara en mi relevamiento del Cancionero de Jujuy: “Música Criolla Tradicional de la Provincia de Jujuy, Rescate, Revalorización y Difusión”, edición de la Universidad Nacional de Jujuy, durante mis años en esa institución, a cargo de Patrimonio Musical), Félix Caballero, el Cochabambino de Tola Pampa y cita otros apellidos igualmente importantes: Nievas, Bonavente y Cabezas, el Tarijeño gran cantor de mecapaqueñas. Pero un nombre que caló hondo en la sensibilidad yupanquiana fue el de Dagoberto Osorio, a quien definió como el último gran trovador de la Quebrada de Humahuaca y a quien dedica un capítulo entero de su celebrado libro: “El Canto del Viento”.
Respecto de Dagoberto Osorio y dada la relevancia que le otorgara a dicho Trovador Jujeño debo decir que personalmente, no he encontrado referencias de ese gran Cantor Quebradeño.
CARNAVALITO
-Fragmento-
Los andares del tiempo, para el verano/ producen un milagro de nubes blancas./ Y se fugan las nieblas y un viento amigo/ va despertando cantos del pueblo antiguo./ íCarnaval quebradeño!, bajan los Kollas/ en un tropel de soles, coplas y espuelas./ Se ha roto un arco iris en la Quebrada/ y ha teñido los ponchos y las arenas. / Ya no reza Tumbaya con voz de luna/ sobre las peligrosas cuestas de Huájra./ Maimará es un charango lleno de grillos/ y es azul la vidala de Purmamarca./ íCarnaval quebradeño!, todos los cerros/ son cráteres de mágicas policromías./ Llueven sobre Tilcara los seis colores /y retumban en Juella las alegrías. Autor: Atahualpa Yupanqui
Fuente: eltribunodejujuy.com